Ubicado en una tranquila plazoleta detrás de la Plaza de Armas de Cusco, este antiguo palacio y convento del siglo XVII emerge después de años de restauración para convertirse en uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad. Sus muros de piedra inca, el patio del claustro y la antigua fuente se mezclan con lo mejor de Cusco contemporáneo: un fabuloso spa, la primera piscina al aire libre de la ciudad y un restaurante con lo mejor de la gastronomía local.